jueves, 11 de junio de 2015

Drogas

Durante gran parte del siglo pasado, los científicos que estudiaban el abuso de drogas trabajaban a la sombra de poderosos mitos y conceptos erróneos acerca de la naturaleza de la adicción. Cuando los científicos comenzaron a estudiar el comportamiento adictivo en la década de 1930, se pensaba que las personas adictas a las drogas carecían de moral y de fuerza de voluntad. Estos puntos de vista moldearon las respuestas de la sociedad ante el abuso de drogas, tratándolo más como un fracaso moral que como un problema de salud, lo que llevó a poner énfasis en el castigo y no en la prevención y el tratamiento. Hoy en día, gracias a la ciencia, nuestros puntos de vista y nuestras respuestas ante las adicciones y otros trastornos causados por el consumo de sustancias han cambiado drásticamente. Los innovadores descubrimientos sobre el cerebro han revolucionado nuestra comprensión del consumo compulsivo de drogas, lo que nos permite abordar el problema de manera eficaz.
Como resultado de la investigación científica, sabemos que la adicción es una enfermedad que afecta el cerebro y la conducta. Hemos identificado muchos de los factores biológicos y ambientales y estamos comenzando a investigar las variaciones genéticas que contribuyen al desarrollo y al avance de la enfermedad. Los científicos usan estos conocimientos para desarrollar enfoques eficaces de prevención y tratamiento que reduzcan el impacto negativo que el abuso de drogas causa en individuos, familias y comunidades.

A pesar de estos avances, muchos hoy en día no entienden por qué las personas se vuelven adictas a las drogas ni de qué manera estas modifican el cerebro, propiciando su consumo compulsivo. Este folleto tiene como objetivo cubrir ese vacío de conocimiento, proporcionando información científica acerca de la enfermedad de la drogadicción. Esto incluye las numerosas consecuencias nocivas del abuso de drogas y los enfoques básicos que se han desarrollado para prevenir y tratar los trastornos ocasionados por el consumo de sustancias. En el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), creemos que una mayor comprensión de los conceptos básicos de la adicción posibilitará que la gente tome decisiones informadas en sus vidas, adopte políticas y programas basados en la ciencia que reduzcan el consumo y la adicción a las drogas en sus comunidades, y apoyen la investigación científica, que permitirá mejorar el bienestar de la nación.

Sangre

Científicos de la Universidad Johns Hopkins desarrollaron un método para "rejuvenecer" a los glóbulos rojos y convertirlos en células madres primitivas, a partir de las cuales se puede desarrollar cualquier tipo de célula en el cuerpo.
La investigación permitiría utilizar estas células transformadas en investigación clínica, en reemplazo de las células madres embriónicas. "Tomar una célula de un adulto y hacerla retroceder al momento en que esa persona era un embrión de 6 días crea una biología completamente nueva respecto a nuestro entendimiento de cómo las celulas envejecen, y qué pasa cuando las cosas salen mal, como en el desarrollo del cáncer", indicó el doctor Elias Zambidis.
El médico afirma que junto a su equipo se logró desarrollar una manera "súper eficiente, libre de virus" para hacer células madres, lo que aliviaría la dificultad que tienen actualmente los laboratorios para tener acceso a este tipo de células para investigar. Con métodos anteriores, de cientos de células de la sangre, sólo una o dos se convertían en células madre. Con el método de Zambidis, entre 50% y 60% fueron reconvertidas.
El equipo descubrió una manera de lograr esto sin utilizar virus - tradicionalmente, los científicos usaban un virus para inyectar genes en las células, gatillando un proceso para hacerlas retroceder a célula madre. Sin embargo, los virus pueden mutar sus genes e iniciar cáncer en las células recién transformadas. Para inyectar los genes sin usar un virus, el equipo usó plásmidos, anillos de ADN que se replican brevemente dentro de una célula y luego se degradan.
Las células fueron estimuladas con pulsos eléctricos, generando pequeños agujeros en la superficie a través de los cuales los plásmidos podían introducirse. Una vez dentro, los plásmidos gatillaron el proceso a través del cual la célula vuelve a un estado más primitivo.
Se intentó el método con células de pelo y piel, pero las de la sangre mostraron un mejor comportamiento, convirtiéndose en células madre en un periodo entre siete y 14 días.

Los investigadores analizarán ahora las nuevas células madre generadas de esta manera, y qué habilidad tienen para convertirse en células de otro tipo. Las células generadas de esta manera y sin la intervención de virus podrían usarse en terapias de células madre, además de ayudar a entender mejor el desarrollo de las células.

Organelos celulares

Imagina un futuro en el que los médicos introducirán orgánulos artificiales en ciertas células de tu cuerpo capaces de producir medicamentos cuando la célula lo requiera. Ese futuro es aún lejano, pero Shum et al. han publicado en la revista Angewandte Chemie el primer paso hacia la incorporación de orgánulos artificiales en una célula, la fabricación de una jerarquía de cápsulas anidadas cuyas paredes están formadas por pequeños polímeros capaces de almacenar agua en su interior. El siguiente paso será demostrar que estas cápsulas son capaces de atravesar la pared celular e incorporarse al interior de una célula viva como un elemento más de ella. Podría parecer lejano este momento, pero según nos cuentan Takamasa Harada y Dennis E. Discher, “Materials science: Bubble wrap of cell-like aggregates,” Nature 471: 172–173, 10 March 2011, quizás no esté tan lejos. Se han hecho eco del artículo técnico de H. C. Shum, Y.-J. Zhao, S.-H. Kim, and D. A. Weitz, “Multicompartment polymersomes from double emulsions,” Angewandte Chemie International Edition 50: 1648-1651, 2011 [gratis en la web]. Esta entrada participa en la II Edición del Carnaval de Biología, que se celebra durante este mes en el blog La muerte de un ácaro.
Los autores del artículo han utilizado técnicas de formación de burbujas utilizando microfluidos gracias a emulsiones dobles agua-aceite-agua (W/O/W o water-in-oil-in-water). El resultado son gotas de agua rodeadas por aceite que a su vez nadan en una solución de acuosa. El nuevo artículo también ha logrado vesículas multicompartimento que pueden almacenar substancias con una actividad diferente en su interior (tanto múltiples gotas unas dentro de otras, como gotas pegadas a otras cara con cara); la figura de abajo ilustra estas estructuras que recuerdan a pompas de jabón pegadas unas a otras.
a clave del logro alcanzado está en los ingredientes utilizados para fabricar el aceite, una mezcla de cloroformo y hexano, y las propiedades del copolímero utilizado (un copolímero es un polímero formado por uno o más cadenas de polímeros de diferente composición química que están conectados entre sí). La solubilidad de este copolímero es mayor en uno de los solventes (cloroformo) que en el otro (hexano). Además, su carácter anfifílico (posee dos cadenas poliméricas, una hidrofóbica y otra hidrofílica) hace que forme membranas; estas membranas se cierran encapsulando una gota de agua cuando el cloroformo (que es volátil) se evapora. Como la solubilidad del copolímero en el hexano restante es más baja que en la mezcla cloroformo-hexano original, estas gotas de agua encapsuladas pueden pegarse las unas a las otras y formar cápsulas dobles. El “pegamento” de estas burbujas dobles es bastante fuerte, según los autores.

El copolímero utilizado por los autores es biocompatible (PEG-b-PLA) y está aprobado por la Administración de EE.UU. (US Food and Drug Administration) para su uso como contenedor de medicamentos. De hecho, el PEG-b-PLA ya ha sido utilizado para la dosificación de terapias basadas en ácidos nucléicos (ARN de interferencia o oligonucleótidos antisentido) tanto a nivel celular como en animales vivos de laboratorio. Por supuesto, todavía quedan muchos problemas por resolver pero el logro de Shum et al. estimulará a muchos grupos de investigación en el desarrollo de aplicaciones biomédicas de estos orgánulos celulares artificiales.

Sistema de membranas

Las tecnologías para el tratamiento de aguas residuales y para su reutilización abarcan un número enorme de opciones. Comparados con los procesos convencionales de tratamiento de las aguas residuales, los biorreactores con membrana (MBR) ofrecen muchas ventajas: alta eficiencia de remoción, baja producción de lodos y uso de menores espacios para su instalación. A pesar de que la tecnología MBR se presenta como una novedosa forma de depuración de las aguas, su investigación y comercialización comenzó hace unos treinta años, cuando se empezó a considerar como un sistema óptimo para el tratamiento de las aguas residuales la combinación de membranas y un proceso biológico
En la década de los setenta la tecnología entró por primera vez en el mercado japonés gracias a un acuerdo entre las compañías Dorr-Oliver y Sanki Engineering. En el año 1993, treinta y nueve de estos MBR con configuración externa se habían difundido y tenían diversas aplicaciones en el tratamiento de aguas sanitarias e industriales. Actualmente, los sistemas MBR se usan extensamente en Japón, y varias compañías ofrecen procesos para el tratamiento y reutilización del agua y para varias aplicaciones industriales, principalmente en industria alimentaria y de bebidas en las que son comunes valores elevados de DQO1.
Existen alrededor de quinientos MBR comerciales que operan en diversas partes del mundo, y muchos otros en fase de proyecto o construcción. Los países en los que más se ha extendido esta tecnología son Japón (que cuenta con aproximadamente las dos terceras partes de los procesos en el mundo), América del Norte y Europa. Casi todos los sistemas complementan el proceso de separación de membrana con un proceso biológico que requiere oxígeno, y más de la mitad de estos sistemas comerciales tienen la membrana sumergida en el biorreactor, mientras que los restantes la tienen externa.
¿Qué son los sistemas MBR?
Un MBR se compone de dos partes integradas en una sola: por un lado, el reactor biológico responsable de la depuración biológica y, por otro, la separación física de la biomasa y el agua mediante un sistema de filtración directa hecha con membranas. La ventaja de los sistemas MBR se deriva de las elevadas concentraciones de biomasa con las que se trabaja en el reactor biológico gracias a la presencia de una barrera física (membrana) que no deja pasar las bacterias. El reactor es operado de manera similar a un proceso convencional de lodos activados, pero sin que sea necesaria una etapa secundaria, como la clarificación, o una terciaria, como la filtración con arena. Una vez seleccionada la tecnología MBR como la indicada para un proyecto concreto, es momento de analizar la configuración más adecuada según un criterio técnico y económico.
Biorreactores de mebranas vs tecnologías convencionales
Las técnicas biológicas de tratamiento de aguas residuales son muy antiguas y se vienen usando desde hace aproximadamente cien años. De todos los procesos que se han desarrollado para el tratamiento de las aguas residuales, el sistema convencional de lodos activados ha sido el más empleado. En un principio, la tecnología de membrana tenía limitado su uso y solamente se usaba como un añadido en el proceso convencional. La microfiltración, la ultrafiltración y la osmosis inversa se utilizaron en áreas donde había requerimientos de vertido muy rigurosos o donde se pretendía reutilizar el agua depurada. Los principales factores que limitaron el desarrollo de la tecnología de membrana fueron el elevado costo de inversión y de operación y el inadecuado conocimiento de las ventajas potenciales de las membranas en el tratamiento de las aguas residuales. Sin embargo, la aparición de módulos de membrana menos costosos y más efectivos, junto con el endurecimiento de los requisitos de vertido, hicieron que se volviera a tener interés en la tecnología de membrana. El balance económico es favorable a los MBR si se tiene en cuenta una serie de ventajas importantes, al margen de la excelente calidad de agua tratada que se consigue. De este modo, la tecnología MBR es especialmente valiosa frente a las otras tecnologías por las siguientes características:
Hay una retención eficaz de los sólidos suspendidos y de los compuestos más solubles dentro del biorreactor, lo que proporciona un efluente de excelente calidad y potencialmente reutilizable que cumple los requisitos de vertido más rigurosos.
Se logra la retención de las bacterias y virus y un efluente estéril, lo que elimina la necesidad de llevar a cabo costosos procesos de desinfección, eliminando también la peligrosidad que llevan asociada los productos de la desinfección.
La ausencia del clarificador, que también actúa como un selector natural de la población bacteriana, permite que se desarrollen bacterias de crecimiento lento y que persistan en el biorreactor.
La mayor parte de las plantas MBR operan a edades de lodo de 40 días o superiores. Estas edades de lodo elevadas puede reducir en 40% la producción de lodo, con la consiguiente reducción de los costos de operación.
¿Cómo elegir la configuración de un MBR?

No existe una forma universal y única de acoplamiento entre un reactor biológico y la separación de líquidos y sólidos. Tampoco existe un tipo de MBR que sea claramente superior a otra. Hay en el mercado una multitud de opciones cuya elección dependerá de los requerimientos del usuario según un criterio técnico y económico. Sin embargo, un aspecto importante a considerar en la elección de la tecnología es la configuración del MBR. Distinguimos dos tipos principales de biorreactores de membrana con base en su configuración:

De membrana integrada o sumergida. La unidad de membrana que realiza la separación física está inmersa en el tanque biológico. Se obtiene la fuerza impulsora a través de la membrana presurizando el biorreactor o creando una presión negativa en el lado permeado de la membrana. Generalmente se coloca un difusor de aire justo debajo del módulo de la membrana para suministrar el aire necesario para homogeneizar el contenido del tanque, para el proceso biológico y para la propia limpieza de la membrana.

MBR externo o con recirculación. Esta configuración MBR implica que la mezcla es recirculada desde el biorreactor hasta la unidad de membrana que se dispone externamente a la unidad biológica. La fuerza impulsora es la presión creada por la alta velocidad del flujo a través de la superficie de la membrana (Figura 2).

La aparición de membranas poliméricas menos costosas y más resistentes y los requerimientos de presión menores y la obtención de un flujo permeado mayor, han aumentado el uso mundial de los MBR sumergidos.

Se han usado varios tipos y configuraciones de membranas en el proceso MBR: a) según su forma, se pueden encontrar unidades MBR con membranas planas, tubulares, de disco rotatorio o de fibra hueca; b) atendiendo a su composición, pueden ser orgánicas o inorgánicas (cerámicas, fundamentalmente); c) respecto al tamaño de poro, pueden ser de microfiltración (separa sustancias suspendidas de hasta una décima de micra) o de ultrafiltración (elimina sustancias suspendidas de hasta un centésimo de micra). La composición del agua de alimentación juega un papel importante al momento de seleccionar el tipo de membrana. Asimismo, para obtener un rendimiento óptimo las membranas usadas en la unidad MBR deben satisfacer una serie de criterios: ser inertes y biodegradables, fáciles de limpiar y de regenerar, resistentes a los agentes químicos y a las presiones y temperaturas elevadas, con poros uniformes y elevada porosidad, neutras o con carga negativa para evitar la adsorción de los microorganismos, y ser duraderas y fáciles de remplazar.

Aspectos técnicos y económicos en un MBR

Al momento de decidir qué MBR utilizar, hay que considerar el costo global (inversión, explotación) de la solución y su durabilidad (capacidad de evolución, producción de lodos, etc.).

Equipos electromecánicos
Uno de los costos importantes en un MBR es el debido propiamente al sistema de filtración, ya que este involucra bombas, tuberías e instrumentación asociada y oscila entre 10 y 35% del total de la instalación para el tratamiento biológico. Este costo varía y depende fundamentalmente de la dimensión del módulo (origen y composición del agua residual y temperatura) y del diseño de las membranas (material, composición, configuración, etc.).

Áreas de aplicación


Las principales áreas de aplicación e investigación para los MBR son a la fecha seis: revisiones críticas, aspectos fundamentales, tratamiento de aguas residuales municipales y domésticas, aguas residuales industriales, tratamiento para purificación de agua y otras, las cuales incluyen la remoción de gas, el tratamiento de lodos y la producción de hidrógeno. Con lo anterior, se puede observar que la aplicación e investigación en este campo está cobrando una importancia extraordinaria ya que la profundización en los fundamentos de la tecnología es básica para lograr un óptimo rendimiento de los MBR.

Genetica

La tendencia natural es imaginar el genoma como la base de datos de HAL, el robot paranoico de 2001, odisea en el espacio, o incluso comoLa biblioteca de Babel de Borges, donde todo texto posible acababa por existir en algún anaquel de alguna estancia. Una metáfora más apta sería la Ventura highway de América, la autopista de Ventura “donde los días son más largos y las noches más fuertes que el aguardiente casero, según la canción del mismo nombre. O tal vez otra carretera por el desierto donde los lagartos vuelen.
La mayor paradoja del genoma humano es bien conocida: de sus 3.000 millones de letras químicas (los nucleótidos atccagtag... que están repartidos en 23 cromosomas como los artículos en los distintos tomos de una enciclopedia), solo el 1,5% parece ser funcional: lo que solemos llamar genes. El 98,5% restante sería basura genómica. Es como si en una estantería con 200 libros, solo tres libros significaran algo. O mejor, como si solo fuera cierto un versículo de la Biblia por página.
De ahí el proyecto Encode (acrónimo inglés de Enciclopedia de elementos de ADN) para describir todas las partes del genoma que tienen alguna función, aunque estén fuera de los genes convencionales. Es un superconsorcio científico internacional —solo la lista de los 442 firmantes ocupa una página y media con letra de prospecto— que presentó ayer sus resultados en seis artículos en Nature y otros 24 artículos en otras revistas científicas.
http://ep01.epimg.net/sociedad/imagenes/2012/09/05/actualidad/1346866919_254591_1346873390_sumario_normal.png
El principal resultado de esta especie de Proyecto Genoma II es que lo que se consideraba basura no era tal. El 80% del genoma humano resulta tener al menos una función bioquímica en al menos algún tejido del cuerpo y en al menos alguna fase del desarrollo o de la vida adulta. Y nada menos que el 95% del genoma está implicado en la regulación de los genes convencionales. De hecho, la mayoría de las variaciones implicadas hasta ahora en alguna enfermedad humana está en estas zonas que se consideraban basura, lo que abrirá nuevas posibilidades a la medicina.
“Uno de los descubrimientos más extraordinarios del consorcio”, dice Joseph Ecker, del Instituto Salk de California, “es que el 80% del genoma contiene elementos asociados a funciones bioquímicas, lo que liquida la percepción generalizada de que casi todo el genoma humano consiste en ADN basura”.
La genómica no ha inventado nuevos conceptos. Lo que ha hecho es permitir el análisis de los viejos conceptos a una escala global, sin sesgos ni preconcepciones. Sus resultados son los primeros datos duros de la historia de la biología, un cuerpo de conocimiento que no depende de lo que el investigador esté buscando, el tipo de recolección de datos en el que se suele basar la física, la madre de todas las ciencias: primero se recopila todo lo que se puede, y luego se le busca el sentido. La investigación biológica ha dado sin duda un salto cuantitativo en las últimas dos décadas. Que ese salto sea también cualitativo es más dudoso, como saben muy bien los investigadores del área.
Y la cuestión tiene un interés incluso filosófico. “Los resultados nos obligan a repensar la definición de gen y de la unidad mínima de la herencia”, dice Ecker.
La cuestión puede ser demasiado técnica en un sentido, o demasiado profunda en otro. Lo que importa, si hemos de fiarnos de la historia, es si ilumina el camino hacia una realidad oculta hasta ahora, una que todos teníamos ante las narices sin alcanzar a verla. Y algunos científicos piensan que así es.
La autopista de Ventura genómica está llena de señales y carteles, pero solo unos pocos se ven en cada momento. Igual que la que da nombre, que cruza California, en invierno todos son visibles salvo los que están cubiertos de hielo en las cotas altas; en verano la vegetación oculta los letreros más cercanos al valle. Como consecuencia, los ingresos de cada restaurante muestran una evidente dependencia de la temperatura. Esta es otra percepción central de la genómica actual: que todas las células de un cuerpo tendrán los mismos genes, pero que sus patrones de activación dependen del entorno.
Una de las revelaciones de la nueva tecnología del ADN es que, aunque la genética es lineal desde que Mendel la formuló en el siglo XIX gracias a sus juegos con las pieles y los colores de los guisantes, sus sutilezas —la clase de mecanismos que impulsaron la evolución de la especie humana— no lo son en absoluto. Los genes, como predijeron Mendel y la genética clásica, son en efecto tramos de ADN (tccggttaca...) que se disponen uno detrás de otro en rigurosa fila en el cromosoma, como en la autopista de Ventura.
Pero las regiones reguladoras de los genes —los tramos de secuencia de ADN que les dicen a otros tramos de secuencia de ADN dónde y cuándo tienen que activarse— no siempre son adyacentes a los genes propiamente dichos, sino que a veces están muy lejos en el cromosoma, y a menudo están alojados incluso en otro cromosoma distinto.
Algunos científicos creen que esa, precisamente, es la revolución genética en ciernes: la forma en que esa no linealidad de la regulación genética está revelando la arquitectura profunda del núcleo de nuestras células, la pura y simple geometría del genoma.

Si fuera así, no solo importaría lo que una información dice, sino sobre todo dónde lo dice.

Respiracion celular

Con la levadura que se utiliza desde hace más de dos mil años para hacer pan y cerveza, la investigadora Xochitl Pérez Martínez, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, ha desarrollado un modelo de laboratorio para estudiar la respiración de las células, un mecanismo fundamental para la supervivencia de todos los organismos vivos.
En su conferencia Lo que sabemos de la respiración celular utilizando la levadura de pan como modelo, que formó parte del ciclo La ciencia fuera del aula, en el auditorio A de la Facultad de Química, la especialista explicó que eligió al hongo Saccharomyces cerevisiaeporque es capaz de seguir dos rutas para sobrevivir: la fermentación de hidratos de carbono, proceso que no requiere oxígeno y genera etanol y dióxido de carbono, y la respiración, que necesita oxígeno exterior y cuya función principal es sacar del organismo CO2 y vapor de agua.
La respiración es un mecanismo indispensable para la vida de los organismos aeróbicos, es decir, los que dependen del oxígeno para existir, explicó.
Según los ecosistemas donde habitan, las diferentes especies de microorganismos, plantas y animales han evolucionado con diferentes sistemas de intercambio de gases con el exterior: los anfibios respiran a través de la piel, los insectos lo hacen por la tráquea; los peces respiran con las branquias, y los mamíferos utilizan los pulmones.
Células con respiración propia
La respiración celular, expuso la investigadora del Departamento de Bioquímica del IFC, es un grupo de reacciones químicas que ocurre en casi todas las células, que obtienen energía a partir de un proceso, llamado glucólisis, que oxida o fermenta la glucosa para aprovecharla como nutriente.
Este fenómeno metabólico produce ácido pirúvico, que se descompone en CO2 y agua, y genera 38 moléculas de un nucléotido, el ATP, fundamental para obtener energía celular.

Las células tienen una respiración propia que se desarrolla de forma importante en la mitocondria, organelo que funciona como una “central energética” que metaboliza el ATP, añadió Pérez Martínez.
Entre las ventajas de realizar un modelo científico con levadura, la doctora en Química destacó que es un hongo fácil de crecer y conservar en el laboratorio, del que se conoce la secuencia de su genoma nuclear y mitocondrial, se puede manipular su ADN y ofrece a los científicos herramientas de genética y bioquímica amigables.

Actualmente, la especialista se enfoca al papel del material genético (ADN) de la mitocondria en la respiración celular. “También se estudia la fosforilación oxidativa, una cadena de transporte de electrones que ocurre en las membranas celulares, que produce una reacción química en la que el oxígeno se reduce a agua. Es interesante, especialmente porque cuando hay mutaciones genéticas en este proceso, el organismo no respira”, concluyó.

Fotosintesis

Un nuevo experimento ha demostrado que se puede crear oxígeno atmósferico sin la necesidad de contar con el proceso de fotosíntesis que produce la vida vegetal, lo cual permitiría explicar la presencia de la molécula en Marte.
Un equipo de científicos de la Universidad de Davies en California ha logrado obtener oxígeno sin necesidad de que ocurra la fotosíntesis. ¿Cómo? Utilizando un tubo laser ultravioleta –la misma que tiene la luz solar– irradiaron en el laboratorio dióxido de carbono (CO2), con lo cual fueron capaces de separar en un solo paso el CO2, permitiendo así liberar las moléculas de carbón y oxígeno, según informa el diario 'L.A. Times".

"Nuestro estudio aporta evidencia empírica inequívoca que permite descubrir el proceso de unión entre el fotoproducto del C+O2", afirmó Zhou Lu, un estudiante de posgrado que participó en este experimento financiado por la NASA, la Fundación Nacional de Ciencia y el Departamento de Energía de EE.UU.

Los científicos creen que este proceso es el que actualmente se produce en la atmósfera terrestre debido al incremento de la concentración de CO2 en la capa donde la luz ultravioleta del sol impacta a la Tierra y otros planetas. "El proceso puede ser aplicado en otras atmósferas donde domina el CO2, por ejemplo en Marte" aseguró Lu.

Alrededor de una quinta parte de la atmósfera de la Tierra está compuesta de oxígeno proveniente de la fotosíntesis que realizan las plantas, aunque algunos científicos aseguran que su presencia antecede a la aparición de la vida vegetal en la superficie terrestre. No obstante, a pesar del descubrimiento, nuevos estudios serán necesarios ya que la presencia de oxígeno en la atmósfera no implica la existencia de vida.